El suelo que habitamos, problemáticas y soluciones

El suelo que habitamos, problemáticas y soluciones

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El suelo que conocemos y que habitamos, es también el que se utiliza en la agricultura para proveernos de alimentos, un recurso natural de suma importancia.

Hasta hace algunos años era considerado renovable, pero ¿sabías que para que se forme solo un centímetro de suelo, tienen que transcurrir 1000 años? Quizás sea tiempo de cuestionarnos y darnos cuenta de que el suelo, es un recurso no renovable y que parte de la crisis alimentaria de hoy en día, es causada por el deterioro de este valioso recurso.

Actualmente hay una disminución de las tierras dedicadas a la agricultura por lo que para fortalecer los sistemas agrícolas sostenibles es necesario conocer las soluciones, volteemos a una nueva agricultura, haciendo una transición que radica en la fertilización biológica, como una «técnica de vanguardia para el desarrollo agrícola sostenible>> con el uso de biofertilizantes y mejoradores de suelo, trabajando por su fertilidad que se verá reflejado en buenas cosechas.

Es importante considerar las siguientes actividades para lograr el manejo integrado:

Uso de biofertilizantes, los biofertilizantes microbianos (rizobacterias y hongos formadores de micorrizas), son claves para asegurar la sustentabilidad y productividad agrícola de bajo impacto ambiental, incrementando el rendimiento de los cultivos establecidos, mejorando la fertilidad del suelo y con la reducción de las poblaciones de microorganismos fitopatógenos.

En el caso de las micorrizas,  representan la asociación entre algunos hongos y las raíces de las plantas, esta red de micelio, la planta le proporciona al hongo carbohidratos (azúcares, producto de su fotosíntesis) y un microhábitat para completar su ciclo de vida; mientras que el hongo, a su vez, le permite a la planta una mejor captación de agua y nutrimentos minerales con baja disponibilidad en el suelo (principalmente fósforo), así como defensas contra patógenos.

Incorporación de MO (materia orgánica), esta proporciona alimentos para los microorganismos del suelo que son los constructores de su estructura, esto lo podemos lograr con la incorporación abonos orgánicos, estiercoles, o con el uso de ácidos húmicos y fúlvicos, ya que estos constituyen una reserva de energía bioquímica disponible cuando el suelo se encuentra en condiciones de estrés, son una reserva de materia y energía que impiden la degradación del suelo, permitiendo su recuperación a través de diferentes prácticas agrícolas.

Recordar que cualquiera de estas acciones representa un cambio en la metodología de la producción agrícola respecto a las prácticas existentes en los últimos años, se requiere un nuevo pensamiento sobre «¿qué?» y «¿por qué?» cambiar el proceso.


Referencias:

Mohammadi, K., & Sohrabi, Y. (2012). Bacterial biofertilizers for sustainable crop production: a review. ARPN J Agric Biol Sci, 7(5), 307-316.

Ferrera Cerrato, Ronald, & Alarcón, Alejandro (2001). La microbiología del suelo en la agricultura sostenible. CIENCIA ergo-sum, Revista Científica Multidisciplinaria de Prospectiva, 8(2), .[fecha de Consulta 3 de Marzo de 2021]. ISSN: 1405-0269. Disponible en:   https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=104/10402108

Manuel Paulet Iturri, (1999) Los recursos de agua y suelo para la agricultura y el desarrollo rural COMUNIICA, Año 4, N°11, 1999, p. 35-50