La agricultura orgánica representa una de las alternativas más eficaces frente al desgaste de los suelos y la inestabilidad climática. Su enfoque promueve un equilibrio natural entre producción y sostenibilidad, fortaleciendo el rendimiento sin comprometer los recursos del entorno.
Dentro de este panorama, destaca el trabajo de Laird Dickinson, agricultor de Wisconsin (EE. UU.) especializado en calabazas y tomates gigantes. Su experiencia demuestra cómo la observación constante, el análisis técnico y el uso disciplinado de productos orgánicos pueden transformar por completo la productividad de un cultivo.

Trayectoria y evolución del proyecto
Durante más de veinte años, Dickinson ha encontrado en la agricultura orgánica no solo una forma de producir, sino una manera de comprender la tierra. Su experiencia le ha enseñado que el verdadero éxito agrícola no depende de la cantidad de insumos, sino del equilibrio entre el suelo, el agua y la dedicación diaria.
Su interés por las calabazas gigantes comenzó de forma inesperada:
“Un amigo me regaló unas semillas de calabaza “gigantes” y planté dos. Me quedé asombrado al ver cómo crecían hasta 60 cm por noche. Cuando las calabazas empezaron a engordar, no me lo podía creer. Todas las mañanas corría emocionado al huerto para ver lo grandes que se habían puesto. Desde entonces, me aficioné a cultivarlas.

Inició sus primeras pruebas en una pequeña parcela de su huerto familiar; posteriormente, perfeccionó su manejo y amplió la superficie. Al segundo año, destinó 3,600 pies cuadrados al cultivo de calabazas gigantes, asignando 1,200 pies cuadrados por planta, suficiente para desarrollar tres calabazas grandes con el espacio ideal para su sistema radicular y foliar. Cada planta se maneja para producir una sola calabaza, concentrando la energía y logrando frutos de mayor tamaño y calidad.

Con el tiempo, su enfoque evolucionó hacia una comprensión más profunda del suelo y la nutrición.
“Comencé a utilizar los productos de Mycsa en la primavera de 2024, después de haber dependido durante años de fertilizantes sintéticos a base de sales para mis cultivos de competencia. Creía que los frutos y hortalizas gigantes requerían esos fertilizantes de “alta potencia”. Sin embargo, tras una temporada poco exitosa, gastando mucho dinero en distintos productos sintéticos, comprendí que ese enfoque no era sostenible. Decidí cambiar a enmiendas y fertilizantes orgánicos para reconstruir mi suelo, mejorar su estructura y fortalecer su biología.”

La experiencia adquirida en su huerto familiar le permitió trasladar su conocimiento a los cultivos de competencia, adaptando su método de agricultura orgánica para optimizar el desarrollo de los frutos y lograr mejores resultados en cada temporada.
“Después de investigar, encontré que Mycsa ofrecía todos los fertilizantes orgánicos que necesitaba. Al ver las tremendas mejoras durante la temporada del 2024, decidí comprometerme por completo en 2025. Los resultados fueron impresionantes: la salud de las plantas, el tamaño de los frutos y la facilidad de uso de los productos superaron mis expectativas. Alcanzé mis mayores rendimientos hasta la fecha y gané varias competencias en 2025. Pero lo más importante es que mi suelo sigue mejorando, y tengo plena confianza en que 2026 será aún mejor.”

Su dedicación y constancia lo han convertido en un referente dentro de la comunidad de cultivadores de frutas y hortalizas de gran tamaño. Además, ha extendido sus prácticas al cultivo de tomates gigantes, donde ha conseguido frutos de hasta 7 libras, todos bajo manejo orgánico.
“Cada año aprendo algo nuevo. Observar cómo responde el suelo y registrar los resultados me ha ayudado a perfeccionar cada detalle.”
Condiciones y desafíos del entorno
El clima de Wisconsin impone condiciones exigentes para los cultivos de gran tamaño. Los veranos cortos, las lluvias intensas y las heladas tempranas dificultan la estabilidad del suelo y el desarrollo saludable de las raíces. Durante una temporada particularmente complicada, Laird enfrentó un exceso de humedad que provocó pudrición de raíces y la división de una calabaza que pesaba cerca de 700 libras.
“Esa calabaza habría llegado a las 2,000 libras, pero la lluvia la partió antes de tiempo. Aun así, logré mantener otra que alcanzó las 800 libras.”
A partir de esa experiencia, reforzó el drenaje de sus parcelas, implementó prácticas preventivas y adaptó la frecuencia de sus aplicaciones para evitar daños por exceso de agua. Para él, la conclusión fue clara: la salud del suelo es la base del rendimiento.

Manejo orgánico aplicado
El sistema de Laird combina análisis del suelo, nutrición orgánica equilibrada, fortalecimiento microbiano y control riguroso de humedad y crecimiento.
1. Preparación del suelo
Antes de cada ciclo, evalúa la fertilidad del terreno y realiza las enmiendas necesarias. Utiliza compost vegetal certificado, con un contenido de materia orgánica entre 8 y 12 %, y cultivos de cobertura de centeno de invierno que ayudan a conservar la humedad y mejorar la estructura del suelo.
2. Nutrición orgánica
Durante la temporada aplica una mezcla de Extracto de Algas Marinas, Ácidos Húmicos y Fúlvicos al 70 % y 90 %, administrada por riego cada dos días. Complementa con Harina de Hueso, Harina de Algas y Humus de Lombriz, ajustando las dosis conforme al desarrollo de las plantas.
“Al combinar algas con húmicos y fúlvicos noté una diferencia inmediata. Las plantas crecieron con más fuerza y resistieron incluso las lluvias más prolongadas.”

3. Fortalecimiento biológico
Incorpora hongos micorrízicos, Bacillus y Azospirillum para favorecer la relación entre raíces y microorganismos benéficos. Esta interacción incrementa la absorción de nutrientes y mejora la tolerancia a condiciones de humedad elevada.
“Éstas prácticas han resultado en raíces activas y fuertes. Si el suelo está vivo, la planta responde por sí sola.”

4. Manejo hídrico y protección
Emplea un sistema de riego por goteo y aspersión, regulado según la humedad del suelo. En las etapas iniciales, protege los brotes con túneles y cables calefactores, reduciendo el impacto del frío. También realiza aplicaciones semanales de fungicidas y biorepelentes con cautela, que han contribuido a mantener sus cultivos saludables a lo largo de los años.
5. Control del crecimiento y la fructificación
Para concentrar la energía en un solo fruto, Laird realiza podas diarias eliminando brotes y flores secundarias. También utiliza lonas negras al principio de la temporada para el control de malezas y guía las vides para un deshierbe manual eficiente.
“Es un trabajo diario. Si dejas que crezcan todos los brotes, la planta se dispersa y el fruto principal no alcanza su tamaño potencial.”

Logros destacados
El manejo orgánico de Laird ha permitido cosechas extraordinarias. Sus calabazas han superado las 1,900 libras, alcanzando un récord personal de 1,940 libras en la temporada más reciente. Esa calabaza fue presentada en el Nekoosa Giant Pumpkin Festival, donde pesó un 10 % más de lo estimado, obteniendo el segundo lugar general y el segundo puesto en la categoría de estética. El fruto fue adquirido por un escultor profesional para ser tallado y exhibido cerca de Chicago.
En conjunto, sus dos calabazas principales superaron las 4,100 libras, y Laird mantiene la meta de alcanzar 6,000 libras en una sola temporada, un logro que solo pocos cultivadores han conseguido.

En los tomates gigantes, alcanzó frutos de hasta 7 libras, sumando un total de 30 libras en cinco piezas, gracias al uso constante de Extracto de Algas Marinas, Ácidos Húmicos y Fúlvicos, y Aminoácidos 80 %.
“Con los fertilizantes orgánicos, el suelo mejora cada año. Con los sintéticos, ocurre lo contrario.”

Nuestros productos han sido parte clave de sus resultados, favoreciendo la retención de humedad, la fortaleza radicular y la productividad incluso bajo condiciones adversas.
Más allá de los pesos alcanzados, su experiencia confirma que la agricultura orgánica puede ser productiva, competitiva y sostenible cuando se aplica con constancia y criterio técnico.
“Aprendí que si cuidas el suelo, él se encarga del resto.”
Esa certeza impulsa su trabajo y define su visión para las próximas temporadas. Laird continúa aplicando y ajustando sus prácticas con la misma disciplina que lo ha acompañado durante años, decidido a superar sus propios resultados y fortalecer la calidad de su producción orgánica.

Te invitamos a seguir a @growing_giants_with_laird y descubrir cada etapa del crecimiento de sus impresionantes calabazas y tomates gigantes, una muestra del potencial que también puedes alcanzar en tus propias cosechas con nuestros productos. Conoce más sobre nuestras soluciones y contáctanos hoy mismo.